Casi el 80% de los pobres del mundo vive en zonas rurales y muchos dependen de la agricultura para su sustento. Si bien estos agricultores que trabajan en menos de dos hectáreas de tierra a menudo luchan por cultivar lo suficiente para mantenerse, paradójicamente producen alrededor del 30% de los alimentos del mundo. Pero cuando las personas ya no pueden cultivar alimentos para ganarse la vida o alimentar a sus familias, pueden tomar la difícil decisión de migrar. Y las generaciones futuras están en riesgo, ya que no podrán tener suficientes suministros de alimentos. Por eso, centrarse en aumentar la productividad agrícola sigue siendo tan urgente hoy como siempre.