Vivimos en un mundo cada vez más digitalizado donde todas las industrias se han tenido que ir actualizando, y a pesar de todo la agricultura no se queda atrás.
A pesar de ser una industria que muchas veces se queda estancada, la pandemia ha ayudado a la aceleración de la digitalización de la industria.
En un mundo cada vez más poblado, la necesidad de la producción agrícola va a continuar en aumento y con la misma cantidad de tierra, por ello es necesario ver cómo se aprovechan los recursos al máximo, mejorar la calidad de los insumos que se utilizan en campo.
Con la necesidad alimentaria de la población, la agricultura continuará siendo una labor y profesión con futuro y que jamás se detiene.
Aquí entra una palabra que hemos escuchado mucho últimamente: el Big Data.
Big data es un término que describe el gran volumen de datos – estructurados y no estructurados – que inundan una empresa todos los días. Pero no es la cantidad de datos lo importante. Lo que importa es lo que las organizaciones hacen con los datos.
Esta tecnología permitirá al agricultor saber con mayor certeza cómo afectará el clima, cuando ataca una plaga y más. Por ello es necesario apoyar a la digitalización y tecnificación de los productores del país.
Para iniciar es necesario ayudar con financiamiento para la instalación de sensores de suelo para registrar la información del suelo, químicos, fertilizantes y más. Todos estos datos se almacenan en la nube y es posible interpretarlos para dar un informe detallado que el productor puede tener en cualquier momento, en cualquier dispositivo que tenga.
Toda esta información permitirá al productor optimizar sus recursos y sus tomas de decisión, desde cuándo plantar, cuándo cosechar para obtener los mejores resultados y que resulte en un beneficio económico para ellos.
El uso de nuevas tecnologías permite ahorrar recursos de agua y tierra, optimizar el uso de agro insumos, y resulta en una cosecha de mayor cantidad y calidad, además de esto hay una mayor trazabilidad del producto.
